Valladolid (España), 1981.
El proyecto artístico de Belén Rodríguez descompone pictórica y escultóricamente ingredientes culturales esenciales en clara referencia al mundo artesanal textil.
Recogiendo los frutos del entorno, como una paisajista sur le motiv, Belén Rodríguez actúa más como recolectora local que como agente de un proceso de representación: una vez obtenido el tono de color, ya no necesita recrear la forma de los árboles o las nubes, de la hierba o las rocas. Lo cierto es, que trabajando de esta manera, Belén excluye la paleta de pintora y crea su propio repertorio cromático que contiene la máxima concreción pictórica y abstracción formal, ahondando en el profundo misterio del color y en su esplendor superficial.