NEW ABERDEEN BESTIARY. THE MARE. PEDRO G.ROMERO

Equus, caballus, éguas, caballos, caballos, cavalli, yeguas. Los caballos y sus permutaciones a lo largo del tiempo. Los idiomas y las culturas forman el punto de entrada a la contribución del artista, curador y cineasta Pedro G. Romero al New Aberdeen Bestiary.

A partir de lo que ha sido el foco de su práctica durante varios años, Romero traza la presencia de las comunidades gitana, nómada y romaní en Escocia (A través de referencias que van desde Guy Mannering de Walter Scott, hasta Gypsy Davey de Woody Guthrie, desde el supuesto secuestro de Adam Smith por parte de los viajeros escoceses, a las salidas de John ‘Spanish’ Phillip a Sevilla).

Un conjunto de relaciones excéntricas entre imágenes y textos especulativos documenta el proceso de rodaje de una película imaginaria entre Escocia y España. El trabajo de Romero se basa en un proceso móvil de indagación que lo aleja de fuentes de conocimiento establecidas y lo lleva a anécdotas, voces, rumores, tradiciones, notas y materiales efímeros. En The Mare, este material se une para construir un bestiario de imágenes en movimiento de personas, animales, historias y lugares.

Los bestiarios son formas de clasificación del mundo natural respaldadas por enseñanzas morales. Ubicados en la era pre-moderna, los bestiarios medievales permiten la coexistencia de lo que ahora distinguimos como criaturas reales y fantásticas. Sus fuentes de verdad son literarias, más que basadas en evidencia. Sólo más tarde, con la Ilustración, lo místico, lo fantástico … desaparece en un segundo plano para dar paso a un mundo cuantificable, medible.

 

Nuestra idea de bestiarios, se alinea más estrechamente con catálogos como el ‘Emporio Celestial de Conocimiento Benevolente’ del escritor argentino Jorge Luis Borges (1942).

Insertada significativamente en un ensayo sobre el lenguaje, esta taxonomía de animales, tomada de una antigua enciclopedia china (ficticia), se compone de:

‘los que pertenecen al Emperador’, ‘embalsamados’, ‘fabulosos’, ‘aquellos que están incluidos en esta clasificación,’ ‘los que tiemblan como locos’, ‘otros’, los que acaban de romper un florero.’  [1] Este catálogo de Borges, incluye categorías superpuestas que permanecen abiertas y fluidas, en lugar de separadas y distintas, elimina la idea de la categorización en sí misma y expone la especificidad cultural y la perspectiva estrecha de los sistemas que pretenden catalogar la naturaleza.

 

Romero trabaja para establecer relaciones, abriendo el bestiario a los animales y a los seres humanos. El caballo, se presenta como una figura que resiste las estructuras capitalistas de categorización y pensamiento binario. Preocupadas por las políticas de representación cultural y la reproducción de imágenes en la cultura popular, las obras de The Mare, invitan a cuestionar el papel que juega una imagen repetida en la perpetuación del pensamiento en el imaginario colectivo. Las secuencias de imágenes en cada impresión se apoyan en los ligeros cambios producidos por la mano que imprime (en lugar de ser iteraciones idénticas). Alejándose, pero atando bastante cerca, al estereotipo, manteniendo el término abierto a su origen grabado y su uso figurativo.

 

La obra de Pedro G. Romero para La Yegua se desarrolla como una serie de estampas de textos e imágenes. Realizados por el maestro grabador Struan Hamilton en colaboración con el artista. Los grabados de la exposición, tratan el grabado como una forma temprana de cine. Imágenes de pavos reales mecánicos, una bruja, una pintura de paisaje, un cuervo, la puerta de cristal de Marischal College … invocan pensamientos y relaciones que se exploran a través de un texto, escrito por Pedro durante su residencia en Aberdeen, a modo de instrucciones de filmación para una película imaginaria.

 

Las ligeras diferencias entre las imágenes repetidas recuerdan la naturaleza manual del grabado. No muy diferente de la tradición de copiar manuscritos que se encuentra en el centro de un proyecto como el Bestiario de Aberdeen y su homónimo casi idéntico, en Cambridge. Los textos, además, traducidos del español al inglés, revelan una historia de reproducción que es también manipulación, más que una re-presentación fiel de la misma.

 

No hay una afirmación de la primacía de las reproducciones sobre los objetos únicos, o viceversa, ya que las dos categorías se desdibujan y se vuelven indistinguibles. La gama de técnicas empleadas a lo largo de las obras insiste repetidamente en poner a prueba los límites técnicos del grabado.

 

La yegua y el caballo fueron el punto de entrada de Romero al Bestiario de New Aberdeen. Este cuerpo de trabajo compuesto que continuará desarrollándose más allá del espacio de la exhibición. Indagando a través de la mirada de una yegua, Romero desplaza su propia mirada antropocéntrica, especulando sobre los tipos de conocimiento que se pueden producir sobre los seres humanos cuando son vistos desde la perspectiva de los animales que conviven con nosotros.

 

[1] Jorge Luis Borges, ‘El lenguaje analítico de John Wilkins’, en Otras inquisiciones (1937-1952), 1952.