MP&MP ROSADO. LA BESTIA Y EL ALMA
28.09.20 – 28.11.20
La bestia y el alma, propuesta expositiva de MP&MP ROSADO para Alarcón Criado en el arranque de la temporada 20/21, se fragua en la lectura de Viaje alrededor de mi habitación. El texto, escrito por Xavier de Maistre a finales del XVIII durante un obligado encierro de 42 días en Turín es, en palabras de Enrique Vila Matas, un mito literario de sombras borgianas, un recorrido por la inmovilidad.
Que el espacio interior pueda albergar inmensidades, que el individuo pueda contener multitudes, es algo con lo que los artistas han venido trabajando desde el inicio de su trayectoria. A tenor de las presentes circunstancias, esta área principal de su trabajo adquiere un nuevo potencial y les ha conducido a reivindicar la intensidad con la que nos hemos relacionado con el espacio privado; a poner de relieve la profunda dimensión de nuestra propia intimidad.
Al igual que en la película de Ingmar Bergman, Como un espejo, 1961, todo un mundo se revela detrás de un papel pintado. Un dibujo extraviado de los años 90 ha sido el punto de origen para una escultura de carácter modular, El vacío, 2020; una celosía de falso hormigón bloquea el paso, pero la mirada atraviesa sin impedimento las celdas. La misma pieza, suspendida en el muro, libera el espacio, pero interrumpe la mirada contra el muro blanco de la galería.
Sobre la pared, unos relieves de escayola, Encajados, 2020. Huellas de brazos y manos conteniendo el material sin fraguar y generando diferentes alturas en la superficie. El cuerpo actuando sobre la materia; el espacio interpelado por la figura.
Tubos de cobre empleados para la conducción de agua o gas, Cañería, 2020, regularmente ocultos y embutidos tras los muros, se presentan sobre ellos, invitando a un redescubrimiento de lo que está escondido u oculto.
Sin titulo (4 pies y 2 manos), 2020. La pieza, compuesta por cuatro pies y dos manos, conforma una escena verosímil desde el punto de vista anatómico – representacional: Un cuerpo apoyando una pieza escultórica en el suelo. La obra aglutina dos procesos escultóricos separados por más de 20 años. Dos pies calzados, realizadas en resina policromada, se engarzan con extremidades realizadas a partir de vaciados de yeso cerámico. Sendas manos atenazan las resinas policromadas, mientras que los pies desnudos operan como apoyo.
Viejas diapositivas desambiguan el eterno dilema entre realidad y representación. Procesos interrumpidos que constituyen obra final. Dispositivos del estudio que se transforman en el eje discursivo de la exposición.