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La diseñadora Irene Infantes ha convertido la lana española en el material estrella de sus creaciones: alfombras y tapices que se exhiben como obras de arte y que, como su ciudad, Sevilla, beben de la tradición mirando al futuro. Aquí la encontrarás.

1. Esa dirección secreta a la que siempre llevas a tus amigos cuando te visitan. Las tiendas de artículos de Semana Santa. En Sevilla Imaginera en la Plaza Ponce de León, tienen hasta un parchís cofrade.

2. Qué hay en tu ciudad que no haya en ninguna otra parte del mundo.Tradición artesana. Hay un arraigo cultural brutal y, gracias a eso, esos oficios no desaparecen.

3. Un icono del diseño que se haya convertido en un referente de la capital andaluza. La Cartuja de Sevilla-Pickman, una manufactura histórica que todavía conserva sus vajillas más clásicas y hace colaboraciones geniales como la de Isaac Piñeiro.

4. Tu lugar predilecto para realizar compras de diseño y decoración. Amparo Garrido en la calle Monte Carmelo, 35.

5. Esa tienda a la que no puedes resistirte. Cordonería Alba (Francos, 38) es una maravilla.

6. Exquisita decoración a buen precio. Komodo, en calle Escuelas Pías, 14.

7. El diseño más fresco y arriesgado. Di Gallery (Feria, 40), que también tiene arte.

8. ¿Dónde están las antigüedades más refinadas y rigurosas de Sevilla?En Antigüedades Bastilippo (Acetres, 10), en el barrio de Alfalfa del Casco Antiguo.

9. Un lugar repleto de arte. La creatividad de la ciudad se siente viva en los corralones de la plaza El Pelícano-Pasaje Mallol con más de 46 talleres de artesanos y artistas.

10. Para ver las mejores exposiciones. Me gusta el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) en un antiguo monasterio en la Isla de la Cartuja. Allí estarán algunas de mis obras en una expo colectiva el próximo mes de diciembre.

Irene Infantes presenta una obra cargada de significado y simbolismo, donde cada color, cada figura tiene una razón de ser.

Su trabajo ha sido exhibido por Europa, especialmente en Reino Unido y se define a sí misma como alguien curiosa.

Irene Infantes ha hecho de la lana española el material y el hilo conductor de su trabajo. Una fibra natural que la sevillana lleva al arte en forma de alfombras que reflexionan sobre los periplos de esta materia prima.

“En Inglaterra y Nueva Zelanda cuidan y protegen la lana de las ovejas merino, una producción que es autóctona de España y que casi hemos perdido”, comienza la artista Irene Infantes (Sevilla, 1989) que tras estudiar Diseño Textil en la Central Saint Martins de Londres decidió investigar sobre esta fibra natural.

“Aquí tras la esquila, como es tan caro trabajarla, se manda a China o la India desde donde tenemos que volver a importarla. En ese proceso se pierde el control y calidad”, continúa esta joven que ya ha trabajado para firmas como Anthropologie o Christopher Parr, quien produjo alfombras a popes del arte como Louise Bourgeois o Rothko.

Sus últimos diseños, casi arte, componen la serie Trashumancia que ha presentado de la mano García Galería y Pepe Cobo y Cía. En ellos muestra líneas que ella define como los mapas de este periplo que la lana emprende y que atraviesan huecos que son esos vacíos en los que se pierde el rastro. “Y también ese viaje desde su origen: de dar calor al animal a pasar a dárnoslo a nosotros, a otro cuerpo, o a una vivienda. Es un material vivo que descontextualizado y elaborado una y otra vez nunca pierde su función”, concluye sin perder el hilo.