Pedro G. Romero. Lo que el flamenco nos enseña
24.09.2024 > 30.11.2024
La galería Alarcón Criado se complace en anunciar la apertura de la temporada 2024 / 2025 en un nuevo espacio expositivo. Situado frente al Castillo de San Jorge, en la antigua fábrica de Cerámica de Santa Ana y lindando con el Centro de Cerámica de Triana, la galería abrirá sus puertas al público a partir del próximo 24 de septiembre con una exposición de Pedro G. Romero titulada Lo que el flamenco nos enseña.
Lo que el flamenco nos enseña. En realidad, desde el principio, eso que llamamos el flamenco ha sido un camino importante en mis trabajos. Desde antes de 1988 con la serie Fla-Co-Men o en mi primera exposición El almacén de las ideas con las piezas en torno al tríptico Tradición/Traducción/Traición años antes de que Enrique Morente lo convirtiera en su emblema. En aquellos años escribía José Luis Borja sobre mi trabajo: «tan importante es Se pelean en mi mente de Camarón de la Isla como el Black Angel’s Death Song de The Velvet Underground.» Pero a mi me interesó siempre el flamenco como modo de hacer, como manera de vivir, como «lebensformen», no tanto como un comentario semiótico sobre la identidad, una ironía sobre los típicos tópicos o una nostalgia de no sé qué infancia perdida. Creo que era 2005 cuando alguien hizo una crítica de mi exposición La ciudad vacía, con el Archivo F.X. en la Fundaciò Antoni Tàpies de Barcelona: «yo creía que esta era una exposición sobre iconoclastía, y lo es, pero está contaminada por el vicio del flamenco, todo lo que se mueve, sube y baja escaleras, es irremediablemente flamenco». creo que la intención era despectiva pero yo lo tomé como una buena señal. Y ahí sigo. Por eso me ha costado tanto enseñar, precisamente, lo que el flamenco me ha enseñado. No es así en los últimos años. Las cosas han cambiado y uno puede pensar que el flamenco también ha alcanzado su mayoría de edad.
Lo que el flamenco nos enseña. Me interesa eso, lo que enseña. Obviamente hay una dimensión pedagógica en ese «enseñar», pero la palabra significa también mostrar, exhibir, exponer, sin perder ese sentido reduccionista, casi pediátrico. Mi trabajo, lo he dicho muchas veces, no se bien lo que es, pero seguro que viene de algo que se organizó en torno a los beatos mozárabes, a Paolo Ucello y Antonia di Paolo, a los talleres de El Bosco o la extensa familia Brueghel, precisamente en los momentos en que se conformaba una relativa autonomía al régimen visual del arte fuertemente anudadas con las invenciones del amor cortés o del papel moneda, por dar algunos ejemplos. El flamenco también, me temo, es «enseña» y, en ese sentido, en esta exposición se tratan ampliamente esas marcas. Especialmente en dos trabajos: por un lado, la larga serie Flamenca, co, from the…, hasta 21 piezas que intentan agrupar las distintas significaciones que se le ha dado a la palabra «flamenco», a su porqué y los distintos campos que esa polifonía de significados abr; por el otro, Banderizas, una suerte de retratos de tres amigas, tres flamencas, María Cabral, Pastori Filigrana y Lorena Padilla, retratos que tanto le deben también al famoso tango trianero, «qué bonita está Triana cuando le ponen al puente banderitas gitanas». O debía cantarse «banderas republicanas»
Lo que el flamenco nos enseña es, también, una exposición en la Galería Alarcón Criado, galeristas, y buenos amigos, para los que estaba preparando está exposición en la sala que tenían en la calle Velarde y, no se les ha ocurrido ahora otra cosa, que trasladarse a un nuevo y amplio espacio, en Triana, a un ala de la antigua Fábrica de Cerámica de Santa Ana, pared con pared con la oficina de la Bienal de Flamenco de Sevilla y de la Sala Helios Gómez del Museo Municipal de Cerámica. Esta deriva -literalmente «enseña» significa eso, «ir por una senda, devenir, deriva»- me ha obligado, cuando los trabajos estaban prácticamente terminados, a volcarme en Triana, en cierto imaginario del arrabal. En efecto, ese desplazamiento no es cualquier cosa. Los flamencos lo saben bien. Triana es un mito, es verdad, un mito antiguo y moderno. Desde el antiguo Trastévere y su bohemia a las especulaciones sobre la expulsión de los gitanos de la Cava a mediados del siglo XX, especulaciones no sólo inmobiliarias. En ese sentido, respecto a Sevilla, Triana tuvo siempre un funcionamiento de «chora», en el sentido platónico de la palabra. Un espacio donde el logos y el mito funcionan a la vez. Para estos trabajos últimos el desplazamiento a Triana ha sido básico. reencontrarme con la Soleá de los alfareros, con las santas, iconoclastas y ceramistas, Justa y Rufina, con Torrigiano en huelga de hambre en la cárcel de la Inquisición por haber destrozado a martillazos una imagen de la Virgen que él mismo había modelado y cocido, también allí, en Triana. Goya, el primer artista en comprender el funcionamiento del flamenco aunque todavía no se llamara flamenco, entendió bien estas paradojas nuestras: ¿cómo dos santas, famosas por destruir ídolos, pueden ser las patronas de la ciudad iconodúlica por excelencia? ¿cómo el artista que inventó la imaginería, el famoso Torrigiano, pudo ser castigado como iconoclasta? ¿cómo el mismo pueblo que era perseguido, encarcelado y esclavizado -negros, moros, judios, gitanos, mercheros, flamencos y germanos- podían estar haciendo fiestas -bailes, letras y músicas- con el mismo ingenio de los filósofos?
Pedro G. Romero
Lo que el flamenco nos enseña
Con la participación de:
María Cabral, Pastora Filigrana, Lorena Padilla
Luz Arcas, Úrsula López, Antonio Molina El Choro, Leonor Leal
Filiep Tacq, Trijne Vermunt, Nuria Rodríguez Riestra
Perrate, Gabriel de la Tomasa
Israel Galván, Rocío Marquéz, Niño de Elche.
Con piezas de:
Helios Gómez, José Manuel Capuletti, Lucien Roisin
Constant Nieuwenhuys
Con la colaboración de:
Antonio Molina Flores, Joaquín Aneri, Jesús Ponce,
Antonio Barrera Carpinteros, Sevilla Rotulación,
R2dom, Debaga Tattoing Textiles,
Fábrica de Cerámicas Santa Ana, Marcos Velázquez
pie.fmc