Sitescape

Sitescape. 2008

La ciudad contemporánea, en su acelerado y competitivo afán de crecimiento, trata de aprovechar fenómenos como
el turismo o la celebración de grandes eventos culturales y deportivos para impulsar su expansión, mejorar las
infraestructuras y ampliar los equipamientos.
El planeamiento urbanístico es el responsable de organizar este crecimiento de forma ordenada, tratando por una
parte de satisfacer las carencias detectadas en la ciudad existente y, por otra, anticipándose a las futuras
necesidades de sus ciudadanos. Durante este proceso, además, se revisan y se generan las herramientas que
permitirán gestionar y mantener la ciudad en funcionamiento.
En ocasiones, determinados espacios urbanos quedan fuera de esta supervisión, al margen de la ciudad, de su
orden y de su control. Ya sea porque tenían un uso acotado en el tiempo, porque han quedado obsoletos ó porque
resulta inviable conservarlos en condiciones apropiadas, se convierten en espacios residuales donde la naturaleza
recupera su propia ley. Aunque se trata de lugares consolidados, perfectamente delimitados, con una calificación
asignada y ubicados en lugares estratégicos dentro de la ciudad, el abandono los transforma en paisajes neonaturales
donde buenas y malas hierbas crecen libremente, al azar, al margen de cualquier diseñador. Se trata de
“islas” que, dentro de la urbe, se desarrollan de forma espontánea, sin el mantenimiento o el control que reciben el
resto de espacios urbanos y donde la naturaleza se superpone a la ciudad.
La propuesta Sitescape analiza este tipo de paisaje singular y característico de la ciudad contemporánea. La
propuesta se sitúa a mitad de camino entre la definición que Solá-Morales hace del Terrain Vague -áreas
abandonadas, espacios y edificios obsoletos e improductivos, indefinidos y sin límites- y la teoría del Tercer Paisaje,
un espacio definido por G. Clément donde el hombre abandona la evolución del paisaje en manos exclusivamente
de la naturaleza.