Nicolas Grospierre. Heliosophia

NICOLAS GROSPIERRE

Heliosophia

Según la mitología griega Helio, dios del sol, montaba un carro ardiente a través del cielo e iluminaba de esta manera el mundo. Cuando Helio dejó a su hijo Faetón conducir el carro, el jinete inexperto perdió el control amenazando con estrellarse en la tierra y destruir el mundo. Zeus tuvo que golpear con un rayo el carro de Helio, y Faetón resultó muerto.

Los mitos clásicos suele proporcionar relatos concretos para hacer más comprensible la relación del hombre con el mundo que lo rodea. Ecos del episodio mitológico de Helio se pueden encontrar en la última exposición de Nicolas Grospierre en Alarcón Criado: Heliosophia.

Compuesta de dos series distintas pero fuertemente imbricadas, Heliosophia presenta obras que plantean una relación ambigua con el sol (la luz en general), como una fuente capaz de generar imágenes, pero también como un agente destructivo de las mismas.

El primer grupo de obras, Heliographia, son composiciones geométricas abstractas realizadas sobre grandes superficies de terciopelo. Lo que podría parecer una obra pictórica es de hecho la acción directa del sol durante varios meses alterando el tono monocromo del terciopelo. Durante este tiempo, formas opacas fueron colocadas sobre la superficie y se movieron periódicamente, actuando el sol sobre las partes expuestas. Técnicamente se trataría de una especie de fotografía sin papel, sin película, sin cámara incluso, siendo la incidencia de la luz solar sobre la superficie el único principio activo de estos trabajos.

La segunda serie de obras, Heliópolis, es un conjunto de fotografías de edificios modernistas de diferentes partes del mundo, cuyo denominador común es que todos ellos han sido destruidos, cada uno por razones diferentes y específicas. Estas fotografías pertenecen al renombrado archivo “Modern Forms” que el artista viene realizando desde hace casi dos décadas y que recientemente fue publicado por la prestigiosa editorial Prestel.

Sin embargo, en esta ocasión las impresiones presentan una peculiaridad. Su proceso fotográfico ha sido intencionalmente no fijado, de tal manera que cuando se muestra al público, es decir, cuando se expone a la luz, la imagen comienza a desvanecerse paulatinamente. Aquí la luz es una fuerza destructiva que hace desaparecer ante nuestros ojos edificios que en la realidad ya no existen.

Ambos proyectos reivindican la paradoja de la destrucción como acto creativo, el capital simbólico de la destrucción de un objeto. De hecho, se puede considerar que las composiciones heliográficas son, desde un punto de vista técnico, el deterioro de una pieza de terciopelo originalmente intacta. Por otra parte, las fotografías de Heliópolis son probablemente más que un simple conjunto de imágenes que documentan edificaciones inexistentes: Su fragilidad, su carácter autodestructivo – dado que cuanto más tiempo están expuestas más se acelera su deterioro – es lo que le otorga un sentido inédito al trabajo.

En última instancia, Heliosophia no es sólo un proyecto acerca del poder de la luz solar, sino que apela a la relación compleja entre los procesos creativos y destructivos intrínsecos en la contemporaneidad.

Dossier. Heliosophia